News | 07 July 2015

El hallazgo de células fotosintéticas en el océano profundo revela una mayor eficacia de la Bomba Biológica de Carbono

Share

En un artículo que se publica esta semana en la revista Nature Communications, investigadores del Instituto de Ciencias del Mar, del IMEDEA, de la Universidad de Cádiz y del Red Sea Research Center de la King Abdullah University of Science and Technology (KAUST), presentan datos que confirman un papel global y muy relevante de la llamada bomba biológica de carbono.

Algas diatomeas y dinoflageladas recogidas a grandes profundidades. Fotos: Dolors Vaqué

En un artículo que se publica esta semana en la revista Nature Communications, investigadores del Instituto de Ciencias del Mar, del IMEDEA, de la Universidad de Cádiz y del Red Sea Research Center de la King Abdullah University of Science and Technology (KAUST), presentan datos que confirman un papel global y muy relevante de la llamada bomba biológica de carbono.

La bomba biológica de carbono es un mecanismo por el cual hay una transferencia de células de fitoplancton desde las capas superficiales a los fondos marinos.  Este hundimiento implica un “secuestro” del carbono atmosférico (captado por el fitoplancton), ya que estas células son transferidas de forma rápida y eficiente hacia grandes profundidades, donde el carbono captado en la superficie queda retenido durante centenares de años y, por tanto, no contribuye al calentamiento global.

Aunque ya antes se había sugerido que el fenómeno podía ser importante, se desconocía hasta qué punto era general en los distintos océanos y si el fitoplancton podía alcanzar rápidamente grandes profundidades. Hasta ahora se pensaba que el carbono fijado se quedaba entre los primeros 200 o 400 metros, y que sólo una pequeña parte se hundía por debajo de los 1000 metros. Este trabajo, en el que han hallado células de fiotoplancton vivas por debajo de los 2000 metros de profundidad, indica que la bomba biológica de carbono es mucho más eficiente de lo que se creía.

Este descubrimiento pone de manifiesto que el océano es capaz de secuestrar una gran cantidad de CO2 y retenerlo durante años, “algo muy importante en el contexto de cambio global en el que nos encontramos”, dicen los científicos.

El estudio, que ha sido liderado por la Dra. Susana Agustí, adscrita al IMEDEA en el momento de realizarlo y actualmente en el KAUST, incluye datos obtenidos con técnicas microscópicas, moleculares y citom(que las compactan en sus paquetes fecales sin necesariamente afectar su viabilidad) biolétricas que demuestran la presencia de fitoplancton en buen estado a grandes profundidades. Ello indica que su transporte desde la superficie tuvo lugar a grandes velocidades, del orden de 124-700 metros por día. Estas velocidades se explicarían por el papel del zooplancton -que las compactan en paquetes fecales sin necesariamente afectar su viabilidad- y también explicarían la relativamente elevada actividad heterotrófica de bacterias y arqueas observada a grandes profundidades del océano.

La expedición Malaspina, coordinada por el CSIC, y liderada por el Dr. Carlos Duarte, muestreó los principales océanos del planeta, a grandes profundidades, y con metodologías estandarizadas. Además, para este estudio en particular se diseñó un nuevo sistema de muestreo del plancton  de profundidad, la Bottle Net, patentado por la Universidad de Cádiz. La Bottle Net ha permitido tomar muestras de microplancton a profundidades de entre 2.000 y 4.000 metros. Este sistema fue usado a lo largo de todo el recorrido de la Expedición Malaspina.

 

Artículo: Susana Agustí, Juan Ignacio González-Gordillo, Dolors Vaqué, Marta Estrada, M. Isabel Cerezo, Guillem Salazar, Josep M. Gasol & Carlos M. Duarte. 2015. Ubiquitous healthy diatoms in the deep sea confirm deep carbon injection by the biological pump. Nature Comm. Doi: 10.1038/ncomms8608