Es la principal conclusión de un estudio liderado por el ICM-CSIC que analiza el impacto del aumento de la temperatura del agua sobre la actividad metabólica de este grupo clave del plancton marino.

Un nuevo estudio liderado por el Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona prueba que los copépodos, un grupo de pequeños crustáceos que forman parte del plancton marino, son capaces de adaptarse al aumento gradual de la temperatura de los mares y océanos, y lo hacen ajustando su actividad metabólica a lo largo de diferentes generaciones durante las cuales su respuesta a los cambios se va atenuando.
El estudio de los efectos del calentamiento sobre los copépodos es muy importante, ya que hacen de enlace entre los niveles inferiores y superiores de la cadena alimentaria marina y son la base de la dieta de las larvas de los peces y otros organismos marinos. Asimismo, desempeñan un papel clave en los ciclos biogeoquímicos marinos, contribuyendo, entre otros, al reciclaje de nutrientes y a la retención de carbono en el fondo del océano.
"Nuestro trabajo pone de manifiesto que la respuesta fisiológica de los copépodos al aumento de la temperatura del agua se va atenuando con el paso de las generaciones", explica Carlos de Juan, el autor principal del estudio, que destaca la necesidad de considerar una escala temporal suficientemente amplia en estudios como este para obtener una imagen más precisa de los efectos del calentamiento sobre la vida marina.
Una respuesta adaptativa
Para la elaboración del trabajo, publicado recientemente en la revista Limnology and Oceanography, los autores expusieron, durante múltiples generaciones, copépodos de la especie Paracartia grani a temperaturas más elevadas que aquellas a las que estaban acostumbrados y fueron midiendo sus tasas metabólicas y otras características importantes de su ciclo de vida.
Gracias a ello, vieron que, aparte de reducir su tamaño, los organismos eran menos sensibles al incremento de la temperatura del agua a medida que pasaban las generaciones, lo que podría tener importantes implicaciones para los niveles tróficos superiores y los ciclos biogeoquímicos marinos.
Estudios anteriores habían documentado la respuesta fisiológica de estos y otros organismos marinos al calentamiento a corto plazo. Sin embargo, este es uno de los pocos que considera una escala temporal suficientemente amplia como para advertir cómo las respuestas se van atenuando con el paso de las generaciones, un punto clave para mejorar nuestro conocimiento sobre la respuesta de los organismos marinos al cambio climático.
“Algunos de los parámetros que se utilizan para alimentar los modelos predictivos sobre los efectos de la temperatura sobre el plancton marino provienen de experimentos que estiman los efectos de la temperatura sobre la fisiología de los organismos a corto plazo, que son notablemente mayores. Por eso, es importante ampliar la escala temporal de los estudios si no queremos sobreestimar estos efectos”, detalla en este sentido de Juan.
De cara a futuras investigaciones, el equipo investigador se centrará en el estudio de la tolerancia de estos organismos a fenómenos extremos como pueden ser las olas de calor marinas. Y es que, a pesar de que se ha podido probar la notable plasticidad y capacidad de aclimatación a nuevas condiciones ambientales de la especie de copépodo estudiada, se desconoce si serían capaces de sobrevivir durante períodos de tiempo largos a temperaturas que exceden considerablemente sus rangos óptimos.