Noticias | 29 DICIEMBRE 2021

“La esponja Chupa Chups”, la especie más dulce de la Antártida

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En el “A Fondo” del boletín de este mes de diciembre os contamos la historia del descubrimiento, por parte de un grupo de investigadores del ICM, de una esponja muy especial del continente helado.

Las esponjas son uno de los organismos bentónicos más comunes de los fondos antárticos/ICM-CSIC.
Las esponjas son uno de los organismos bentónicos más comunes de los fondos antárticos/ICM-CSIC.

Las esponjas son uno de los organismos bentónicos –los que viven cerca o en contacto con el fondo marino- más comunes de los fondos antárticos. Hay muchas y son muy diversas, pero hoy queremos hablaros de un caso especial, el de una especie casi tan dulce como los postres que coronan estos días las comidas de Navidad: «la esponja Chupa Chups».

Fue descubierta por un grupo de investigadoras e investigadores del Institut de Ciències del Mar (ICM) y el Centre d’Estudis Avançats de Blanes (CEAB) en 2010 y recibe este nombre por su forma, que recuerda a la de los famosos caramelos de palo.

La bautizaron con ese nombre para homenajear a sus hijos, que son los que más sufren las consecuencias de que las madres y los padres pasen meses fuera de casa embarcados en expediciones oceanográficas. Y es que, en ocasiones, las campañas se llevan a cabo en zonas remotas de la Tierra donde la comunicación con otros lugares es difícil, débil e interrumpida, lo que impide mantener el contacto con la familia.

Descubierta por casualidad

El primer ejemplar de «la esponja Chupa Chups», de nombre científico Stylocordyla chupachups, se recogió en el año 2000 durante una campaña en la que participó el investigador del ICM Josep Maria Gili. "Primero pensamos que se trataba de otra especie habitual en aguas antárticas, la Stylocordila borealis, pero después nos dimos cuenta de que era una especie que nadie antes había descrito".

“La bautizamos con este nombre por el parecido con el caramelo y por agradecer a nuestros hijos que nos dejen hacer lo que tanto nos gusta y apasiona, que es la investigación marina, un trabajo que nos obliga a alejarnos de ellos a veces”, añade el investigador, que confiesa que no fue hasta que llegaron a Barcelona, ​​gracias a los análisis de estructura y morfología realizados en los laboratorios del ICM, que se dieron cuenta de que tenían en sus manos una nueva especie.

Aquel hecho corroboraba, además, una hipótesis que el equipo investigador sostenía desde hacía mucho tiempo: que muchas especies antárticas son endémicas, es decir, se encuentran solo en este punto recóndito de la Tierra.

Las esponjas, las reinas de la Antártida

Las esponjas representan aproximadamente el 75% de la biomasa de las comunidades bentónicas en los mares de la Antártida, lo que las convierte en uno de los grupos de invertebrados predominantes aquí. La mayoría de especies se hallan entre los 100 y los 200 metros de profundidad, donde pueden llegar a formar alfombras de cientos de metros de extensión.

En concreto, la esponja Chupa Chups prefiere asentarse en superficies horizontales o inclinadas ubicadas entre los 150 y los 300 metros de profundidad. Como la mayoría de esponjas antárticas, se caracteriza por presentar largos haces de espículas de sílice que en el resto de especies no tienen ninguna utilidad, pero que en este caso les sirven para separarse del fondo marino y poder capturar más fácilmente que las demás especies el alimento que cae a través de la columna de agua.

El hecho de que presenten estas estructuras se debe a que absorben una gran cantidad de sílice, lo que les lleva a hacer mucho más esqueleto del que necesitan hasta tal punto que les sale del cuerpo.

“Esto es un experimento inacabado de la evolución. Aún no existe el conocimiento para explicarlo, pero seguro que algún día encontrarán una especie de esponja que sabrá aprovechar este hecho que ahora puede parecer inútil, pero que algún día será un gran descubrimiento de la naturaleza”, avanzó el ecólogo Ramon Margalef cuando Josep Maria Gili le preguntó por la utilidad de las espículas de sílice características de las esponjas antárticas la primera vez que las vio, y no estaba equivocado.