Noticias | 15 Febrero 2022

Alertan de que se necesitan más datos en abierto para proteger la biodiversidad marina en Europa

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Solo el 10% de los datos recogidos hasta la fecha en diferentes campañas está en plataformas de acceso abierto, una escasez de datos que dificulta evaluar correctamente el estado de conservación de los ecosistemas y aplicar medidas de protección.

Hay muy poca información disponible sobre las especies menos conocidas e icónicas, tales como algunos invertebrados/ICM-CSIC.
Hay muy poca información disponible sobre las especies menos conocidas e icónicas, tales como algunos invertebrados/ICM-CSIC.

Un nuevo estudio del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona ha revelado que, en la actualidad, la información disponible en repositorios abiertos sobre las especies que viven en los mares europeos es mucho menor de lo esperado, y está muy fragmentada en el espacio y el tiempo, lo que dificulta evaluar correctamente el estado de conservación de los ecosistemas y, por ende, aplicar medidas de protección.

Según el trabajo, publicado recientemente en la revista Frontiers in Marine Science, los registros son especialmente escasos en el sur de Europa –sobre todo en el sureste del Mediterráneo y el mar Negro-, lo que dificulta hacer comparativas entre regiones. Además, hay muy poca información disponible sobre las especies menos conocidas e icónicas, como es el caso de algunos invertebrados. En cambio, los grandes peces, aves y cetáceos están mucho mejor representados en las bases de datos.

Para la elaboración del trabajo, se analizaron 20 millones de registros disponibles en museos y centros de investigación, además de información disponible en una de las mayores plataformas digitales de acceso abierto, la Infraestructura Mundial de Información sobre Biodiversidad (GBIF, por sus siglas en inglés), un repositorio que acumula casi 2.000 millones de datos de presencia y abundancia de especies de todo el mundo.

A juicio de los autores, “conocer cómo se distribuyen las especies en el espacio y el tiempo es un aspecto central del conocimiento de la biodiversidad, y algo imprescindible para la gestión eficaz de los recursos marinos asociados a esta en un mundo que cambia muy rápidamente”.

Información fragmentada y poco accesible

Una de las principales conclusiones del trabajo es que, en general, la información disponible es menor de la esperada por la cantidad de estudios que se han realizado.

“En los últimos años se ha hecho un enorme esfuerzo por digitalizar y poner a disposición de la comunidad científica una gran cantidad de información, si bien existen aún muchos datos a los que no podemos acceder”, lamenta Francisco Ramírez, el primer autor del estudio, que añade que “este proceso de democratización de la información aún se encuentra en un estado muy incipiente y se estima que solo representa un 10% de la información disponible”.

El resto, o bien no está digitalizada y, por lo tanto, es prácticamente inaccesible, como es el caso de las colecciones de algunos museos, o bien no se puede consultar fácilmente, ya que está contenida en informes de difícil acceso o en idiomas diferentes al del ámbito académico.

Ante este escenario, el equipo científico aboga por los programas de cooperación internacional para incrementar este porcentaje que, aseguran, “es insuficiente para evaluar los efectos y el alcance de la actual crisis de biodiversidad”, cuya tasa de extinción de especies no tiene precedente histórico, e incluso podría estar superando la de la última extinción masiva, la que acabó con los dinosaurios.

En este sentido, Jaume Piera, otro de los autores del estudio, apunta que “la ciencia ciudadana y las plataformas que permiten compartir los datos pueden complementar algunos de los déficits de información detectados. Sólo haciendo accesible toda la información generada se le podrá dar uso y se podrán promover acciones que permitan asegurar un futuro sostenible para los mares europeos”.

Finalmente, el estudio revela que la información disponible a día de hoy no está suficientemente bien distribuida en el tiempo, pues faltan registros del pasado que permitan hacer comparativas:

“Gran parte de la información disponible pertenece a la última década del siglo XX o al siglo XXI, y aunque esto es lo adecuado para determinar el estado actual de la biodiversidad, imposibilita hacer comparaciones con periodos de referencia anteriores que nos permitan evaluar tendencias; saber de dónde venimos y hacia dónde podemos ir”, concluye Marta Coll, otra de las autoras del trabajo.

gbif
Mapa de la distribución espacial del número total de registros y especies marinas europeas cuya información está disponible en la plataforma GBIF / ICM-CSIC.