Noticias | 14 Julio 2020

Proponen ampliar la red de AMPs para asegurar el futuro de los tiburones y las rayas del Mediterráneo occidental

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Un grupo de investigadores del Institut de Ciències del Mar (ICM) de Barcelona, del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF), del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y de la Universidad de Queensland (Australia) ha demostrado que la red actual de áreas marinas protegidas (AMPs) en aguas españolas del Mediterráneo no protege adecuadamente a los tiburones y a las rayas.

Muchas especies de elasmobranquios se encuentran en peligro de extinción o han desaparecido / ICM-CSIC
Muchas especies de elasmobranquios se encuentran en peligro de extinción o han desaparecido / ICM-CSIC

Aunque no se ven muy a menudo, en el Mediterráneo hay tiburones y rayas, ambos pertenecientes al grupo de los elasmobranquios. Prueba de ello son los avistamientos reportados estos últimos meses cerca de la costa. Sin embargo, el estado de conservación de las especies de este grupo en el Mediterráneo no es precisamente bueno.

Muchas de ellas se encuentran en peligro de extinción, mientras que otras ya han desaparecido por culpa del uso de artes de pesca poco selectivas y la destrucción de los hábitats demersales –los que están cerca del lecho marino-, con los que los elasmobranquios están estrechamente relacionados. Por ello, proteger estos hábitats es esencial para asegurar el devenir de unos depredadores cuyo declive puede causar desajustes importantes en la cadena trófica marina.

Ahora, un grupo de investigadores del Institut de Ciències del Mar (ICM) de Barcelona ha identificado una serie de áreas marinas que deberían de gestionarse o protegerse para asegurar la conservación de los elasmobranquios del Mediterráneo occidental. Según los autores del estudio, estas áreas podrían ayudar a mejorar la actual red de áreas marinas protegidas (AMPs) en aguas españolas del Mediterráneo.

Todo esto se recoge en un estudio publicado este mes de julio en la revista especializada Marine Environmental Research en el que se demuestra que las áreas protegidas en la actualidad no incluyen todas las áreas que deberían de protegerse para asegurar el futuro de los elasmobranquios en el Mediterráneo occidental.

Por ello, los autores del trabajo, entre los que también se encuentran investigadores del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF), del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y de la Universidad de Queensland (Australia), proponen que se amplíe la superficie protegida del espacio marino de Tabarca-Cabo de Palos –ubicado frente a las costas de Murcia y Alicante- y del sistema de cañones submarinos occidentales del golfo de León, en el extremo nororiental de la península ibérica.

"Estas zonas son óptimas para la conservación de los elasmobranquios porque las frecuentan varias especies pertenecientes a este grupo y porque las diferentes actividades humanas a gestionar aquí implicarían un menor coste que en otras zonas", expone Joan Giménez, el primer autor del estudio. De esta manera, asegura el investigador, "podemos conseguir un equilibrio entre la conservación de la comunidad de elasmobranquios y el desarrollo sostenible de las actividades humanas en el medio marino".

Para la elaboración del trabajo, los investigadores analizaron datos recogidos durante la última década de tres especies de tiburones y dos de rayas. Esto les permitió conocer tanto su distribución como las amenazas a las que estaban expuestos, entre las que destacan la actividad pesquera –sobre todo la pesca de arrastre-, la contaminación y el calentamiento global.

Luego, los investigadores trabajaron en una serie de modelos estadísticos que les permitieron determinar qué hábitats y áreas del Mediterráneo occidental son más favorables para estas especies de tiburones y rayas. “Este fue el punto de partida para determinar las áreas prioritarias para su conservación”, explica la investigadora del CREAF Laura Cardador.

“Los diferentes escenarios de gestión testados en este trabajo ponen de manifiesto la presencia de determinadas áreas prioritarias a proteger a lo largo de la zona de estudio”, añade Giménez en este sentido.

Los autores del estudio lamentan que actualmente en el Mediterráneo no existe una regulación en relación a la protección explícita de los hábitats demersales, lo que hace que las especies que se encuentran en estas áreas estén también desprotegidas. Esto está, en parte, relacionado con que, a la hora de definir las áreas a proteger, se da prioridad a aquellas que frecuentan las especies más carismáticas, como es el caso de las aves marinas o los cetáceos.

Los autores esperan poder ampliar esta investigación a más especies de elasmobranquios e incluir información estacional y de los movimientos de estos depredadores, lo que ayudaría a mejorar la propuesta de estas áreas marinas protegidas en un futuro.

“Con estos modelos queríamos llegar a identificar aquellas áreas del Mediterráneo occidental susceptibles de ser protegidas con la finalidad de asegurar la viabilidad de la comunidad de tiburones y rayas que habitan en ellas”, comentan Joan Navarro y Marta Coll, responsables de la línea de investigación en depredadores marinos del ICM.

La idea de ampliar la red de áreas protegidas del Mediterráneo contribuye al objetivo mundial de la Convención para la Diversidad Biológica de proteger en 2020 el 10% de la superficie marina. Asimismo, supone un halo de esperanza para unas especies que son especialmente vulnerables a la actividad humana, ya que presentan bajas tasas de fecundidad, un crecimiento lento y una madurez reproductiva tardía.