En el “A Fondo” de este mes entrevistamos a Jordi Solé, investigador del grupo de Oceanografía Física y Tecnológica del ICM-CSIC y miembro del Comité de Expertos sobre Cambio Climático de Cataluña, que acaba de presentar públicamente la propuesta de presupuestos de carbono que ha hecho al Govern.

El 24 de abril, el Comité de Expertos sobre Cambio Climático (CECC) de Cataluña hizo pública la primera propuesta de presupuestos de carbono para Cataluña en un acto abierto en la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona, un documento técnico que define la senda de descarbonización para Cataluña de acuerdo a su Ley de Cambio Climático de 2017. Uno de los siete miembros del CECC es Jordi Solé Ollé, investigador del departamento de Oceanografía Física y Tecnológica del Institut de Ciències del Mar de Barcelona (ICM-CSIC). Solé es doctor en Física Aplicada por la Universidad Politécnica de Cataluña, investigador asociado del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) y ha coordinado el proyecto europeo MEDEAS para la modelización de la transición energética en Europa. El modelo resultante, pymedeas2, fue adaptado al sistema energético catalán para hacer proyecciones de los escenarios de descarbonización en Cataluña a través del proyecto PYMEDEASCAT y es el modelo que el CECC ha empleado para proyectar las sendas de descarbonización por sectores estratégicos y definir los presupuestos de carbono. Cuando se aprueben, Cataluña será la primera comunidad autónoma con unos presupuestos de carbono.
1. ¿De quién depende que se aprueben finalmente los presupuestos de carbono?
El CECC es el órgano consultivo designado por el Parlamento, en cumplimiento con la Ley de Cambio Climático de Cataluña, y su función principal es la elaboración de los presupuestos, además de asesorar tanto al Parlamento como al Gobierno. Sin embargo, este último es quien estudia desde enero el informe para trasladar al Parlamento una propuesta definitiva, previo paso por la Mesa Sectorial de Cambio Climático que representa al tejido social, económico y ambiental. Será, por tanto, el Parlamento quien apruebe la versión final de estos presupuestos, pero la fecha final no está determinada y depende en gran medida del Gobierno, porque tendrá que hacer consultas a los distintos partidos políticos para lograr que se apruebe su propuesta final.
2. Según la Ley de Cambio Climático de 2017 de Cataluña, tendrían que estar vigentes desde el 31 de diciembre de 2020, ¿por qué no se habían publicado hasta ahora?
El grupo completo de expertos no se terminó de constituir hasta enero de 2023, pero, en cuanto entramos los últimos, nos pusimos en marcha. Estamos satisfechos de haber podido publicar por fin el informe con nuestra propuesta para los quinquenios 2021-2025, 2026-2030 y 2031-2035, pese a que el primero ya está acabando y es una suma de los datos observados hasta 2022 más las proyecciones hasta 2025. Por eso, junto con las cifras de las emisiones brutas y netas estimadas para cada periodo, el documento muestra la proyección de las tasas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) respecto a 2022, además de mostrarlas respecto a 1990, que es el año base en los informes oficiales.
3. ¿Cómo se integrarán los presupuestos de carbono en las iniciativas en materia de cambio climático que ya existían previamente en Cataluña?
la Oficina Catalana de Cambio Climático (OCCC), que asesora al Gobierno, ya monitoriza las emisiones y ha proyectado sendas de descarbonización para Cataluña, pero los presupuestos de carbono son el mecanismo que la Ley de Cambio Climático de Cataluña establece para integrar los objetivos de descarbonización en las políticas sectoriales. Es decir, con ellos marcamos una hoja de ruta, con unos objetivos anuales concretos de reducción de emisiones de GEI, y además proponemos medidas que deberían implementarse para conseguirlo. De esta forma, estaremos cumpliendo con el plan de descarbonización de Cataluña definido en la Prospectiva Energética 2050 (PROENCAT 2050) que el Institut Català de l’Energia (ICAEN) elaboró en 2023, y también con el “Objetivo 55” europeo de alcanzar el 55% de reducción de emisiones respecto a la época preindustrial para 2030, que también contempla la ley española a la que debemos ajustarnos.
4. ¿Cuál es la premisa principal del informe del CECC?
Proponemos empezar cuanto antes a hacer esfuerzos importantes para reducir las emisiones de GEI. Nuestra propuesta es ambiciosa porque, si seguimos retrasando la reducción de emisiones, las medidas para alcanzar el objetivo de emisiones netas cero en 2050 de las Naciones Unidas tendrán que ser más rápidas, intensas y difíciles de implementar. Hay quienes siguen proponiendo que, por el momento, la reducción de emisiones sea más leve para que la sociedad vaya preparándose para hacer los máximos esfuerzos a partir de las décadas de 2030 y 2040. El problema es que, aunque se llegue al mismo punto por ambas vías, por esta última la huella de carbono sería mayor porque se emitirían más GEI en el mismo periodo de tiempo.
5. El quinquenio 2021-2025 está a punto de terminar. ¿Cómo han sido las emisiones de GEI en este periodo?
Con los datos recogidos hasta 2022 y las proyecciones de nuestros modelos desde entonces y hasta el presente, en el informe estimamos que en Cataluña ha habido una reducción del 11% respecto a las emisiones de 1990. Esto se debe al aumento del precio de la electricidad, porque la población ha reducido su consumo y, en consecuencia, también lo han hecho las emisiones porque la electricidad aún es, en su mayoría, de origen fósil. Si lo miramos por sectores, algunos de los que más contribuyen a las emisiones de GEI en Cataluña han reducido sus emisiones, como la industria o la agricultura y ganadería. Sin embargo, en otros han aumentado un poco, como en el transporte, que es el sector que más contribuye, o la energía.
6. ¿Y qué dicen las proyecciones del informe del CECC para los quinquenios 2026-2030 y 2031-2035?
Para los siguientes quinquenios, proyectamos unas reducciones de emisiones con respecto a 1990 del 42% y el 67%, respectivamente. Además, aquí viene otro aspecto muy significativo de nuestra propuesta: las proyecciones que arrojan nuestros modelos van acompañadas de una reducción paulatina del crecimiento del producto interior bruto (PIB) hasta llegar a una economía estacionaria en 2040, es decir, sin crecimiento del PIB. Esto se debe a que la tasa de crecimiento del PIB y de las emisiones de GEI están asociadas, porque la economía depende en gran medida de la quema de combustibles fósiles para producir, para el transporte de mercancías y personas, etcétera. Por eso, los escenarios de descarbonización se definen en base a los objetivos de crecimiento económico de los países y, si se quieren reducir significativamente las emisiones, la tasa de PIB tiene que descender también.
7. ¿Cómo han llegado los modelos empleados por el CECC a proyectar una economía estacionaria en 2040?
Lo que hicimos fue indicar a nuestros modelos que considerasen una sustitución energética, es decir, un incremento del uso de energías renovables acompañado de una mayor eficiencia o disminución de la intensidad energética, que implica mantener la tasa de PIB usando menos energía. Esta hipótesis es la misma que la de la Agencia Internacional de la Energía y de la PROENCAT porque nuestro deber es acogernos a ellas, que consideran que ante tal escenario podemos seguir creciendo. Sin embargo, la perspectiva científica es que el crecimiento no puede ser indefinido y, por eso, nosotros proponemos adelantar la reducción de emisiones para llegar a 2040 con ese objetivo casi cumplido. Entonces, podríamos aprovechar tal madurez del sistema para transitar hacia una economía estacionaria reduciendo aún más las emisiones. De esta forma, además de descarbonizar, acabaríamos con la necesidad de importar una pequeña cantidad de combustibles fósiles que serían necesarios para seguir creciendo cuando la ocupación de plantas de energía renovable llegase a su límite. Llegar a este consenso ha sido difícil, porque en el CECC no todo el mundo es decrecentista.
8. ¿Cómo ha sido adaptar los modelos existentes al contexto de Cataluña?
En nuestro informe proponemos varios escenarios según distintas tasas de crecimiento del PIB, pero para el escenario base nos hemos ceñido a los objetivos de crecimiento de Cataluña, que la ley obliga a que guarden coherencia con los objetivos de España y de Europa. Por otro lado, para definir los presupuestos hemos tratado de estimar cuál debe ser nuestra contribución de cara a lograr el “Objetivo 55” de la Unión Europea. En el Acuerdo de París se decidió que cada país debía establecer sus National Determined Contributions (NDC), los presupuestos de carbono nacionales para lograr ese objetivo global, y esa contribución debe ponderarse respecto al PIB de cada estado y al esfuerzo que cada nación considera que puede hacer.
9. ¿Y cómo han calculado la contribución que debe hacer Cataluña para lograr el “Objetivo 55”?
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) de España no detalla las contribuciones de cada comunidad autónoma, por tanto, nos hemos basado en unas supuestas NDC de Cataluña. La contribución de las comunidades autónomas al PIB estatal es muy diversa y la nuestra es bastante elevada, en torno al 20%. Esto hace que nuestra exigencia tenga que ser mayor que la media estatal que figura en el PNIEC. Al final, la senda que hemos propuesto no es la más exigente posible, pero sí lo es más que la del PNIEC y que la que aparece en la PROENCAT, tanto en reducción de emisiones como en los plazos para reducirlas. Así, en 2035 ya hay sectores que estarán muy cerca de las cero emisiones netas y, en 2040, ya casi habremos llegado al objetivo final.
10. Por tanto, cuando el Parlamento los apruebe, Cataluña tendrá los primeros presupuestos de carbono de todo el territorio nacional.
Sí, y esto es muy positivo, pero también nos ha supuesto una gran dificultad para elaborar el informe, porque no hemos tenido una referencia de la que partir. El PNIEC español solo plantea planes de descarbonización en base a los objetivos de crecimiento del PIB estatal, mientras que la normativa europea solo define los años límite para alcanzar los objetivos globales de reducción de GEI. A partir de ahí, hemos tenido que decidir nosotros la estructura y contenido del informe, que no es vinculante, sino puramente informativo y de asesoramiento, pero es muy necesario porque muestra la necesidad de contar con un equipo de expertos para poder definir un plan de descarbonización con el que poder contribuir al “Objetivo 55”, que sí es vinculante.
11. Y, una vez que se aprueben los presupuestos, ¿cuál será la labor del CECC?
Elaborar los presupuestos era nuestro primer objetivo. Una vez que se aprueben, el CECC irá haciendo el seguimiento, para volver a hacer propuestas cuando sea necesario. Además de elaborar los presupuestos, el comité tiene el papel de monitorizar su aplicación y evolución, pero aún no se sabe con qué mecanismos se hará dicho seguimiento porque aún tienen que acordar la metodología. Somos siete miembros y dos técnicas con perfiles diferentes que se irán renovando cada cierto tiempo, por lo que el equipo irá cambiando, pero siempre que demos un paso será fruto de un consenso que no siempre es fácil. No hay que olvidar que los miembros los proponen los distintos partidos del Parlamento, con distintas sensibilidades, y llegamos al CECC tras el acuerdo de todos los Partidos que votan en el Parlamento.