Noticias | 15 Febrero 2023

El ICM marca más de trescientos tiburones para estudiar sus movimientos

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Los marcajes se enmarcan dentro del proyecto BITER, una iniciativa liderada por el ICM-CSIC en la que también participan la Universidad Politécnica de Cataluña · BarcelonaTech (UPC) y la Universidad de Girona (UdG).

El marcado individual permite conocer los patrones de movimiento de los tiburones / ICM-CSIC.
El marcado individual permite conocer los patrones de movimiento de los tiburones / ICM-CSIC.

El Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona ha iniciado un proyecto de marcaje individual de tiburón pintarroja (Scyliorhinus canícula), un tipo de tiburón gato, para estudiar sus movimientos y su capacidad de dispersión. Los marcajes se enmarcan dentro del proyecto BITER, una iniciativa coordinada liderada por el ICM-CSIC en la que también participan la Universidad Politécnica de Cataluña · BarcelonaTech (UPC) y la Universidad de Girona (UdG).

En total, en el marco de este proyecto está previsto marcar 5.000 tiburones gato entre Vilanova y la Geltrú (Barcelona) y el Cap de Creus (Girona). Asimismo, se instalarán dispositivos de seguimiento en individuos de otras especies como el congrio (Conger conger), el pulpo blanco (Eledone cirrhosa) o la cigala (Nephrops norvegicus). Para el estudio de sus movimientos también se utilizarán robots submarinos y técnicas de inteligencia artificial.

El tiburón más abundante del Mediterráneo

La pintarroja es el tiburón más abundante en el Mediterráneo gracias, entre otros, a su elevada resistencia a la presión pesquera. Puede llegar a medir 80 centímetros de longitud y se alimenta de un amplio abanico de organismos, principalmente crustáceos, pero también peces y cefalópodos. En cuanto a su distribución, puede encontrarse entre los 100 y los 1.500 metros de profundidad, siendo más abundante entre los 300 y los 600 metros.

“La amplia distribución de la especie y su alta tasa de supervivencia facilitan el estudio de sus movimientos. Esto nos permite conocer los tipos de hábitat por los que se mueve y el grado de conectividad entre ellos”, explica Joan Navarro, investigador principal del proyecto BITER, que puntualiza que “la metodología de marcaje que utilizamos es idónea para esta especie, ya que no afecta a su actividad en libertad”.

Por su parte, Antoni Sánchez-Márquez, doctorando del proyecto, se muestra convencido de que, aparte de contribuir en su formación como científico, “los resultados de este proyecto nos permitirán mejorar nuestro conocimiento y comprensión sobre el funcionamiento de los ecosistemas marinos de mayor profundidad, lo que ayudará también a mejorar su gestión”.

Además, los marcajes permitirán identificar el grado de conectividad espacial entre una serie de reservas marinas recientemente aprobadas por el Gobierno de España en Cataluña que se sitúan entre los 300 y los 450 metros de profundidad y, por último, contribuirán a evaluar la efectividad de estas áreas protegidas, clave para la restauración de hábitats y ecosistemas altamente explotados.

El estudio de los movimientos

El marcaje individual de individuos permite conocer las áreas por las que se mueven, la forma en la que utilizan su hábitat y los patrones de movimiento o rutas migratorias, entre otros. Sin embargo, su uso en ambientes marinos de profundidad es bastante limitado, principalmente por cuestiones técnicas relacionadas con la imposibilidad de utilizar metodologías de seguimiento convencional con GPS.

Ante este escenario, es importante contar con la colaboración del sector pesquero, imprescindible para mejorar la capacidad de marcaje y seguimiento de los organismos marinos. En este sentido, BITER acaba de lanzar una campaña para informar a los pescadores de lo que se está haciendo y enseñarles a identificar a los individuos marcados. De esta forma, se podrán poner en contacto con las científicas y científicos en caso de capturarlos de forma accidental.