El pasado 18 de febrero, un tiburón peregrino (Cetorhinus maximus) fue capturado accidentalmente por un barco pesquero en Tarragona. La buena coordinación entre las instituciones implicadas ha hecho posible que se abordara la situación de la manera más eficiente y se ha podido obtener información científica muy valiosa. Actualmente, se está elaborando un protocolo oficial para responder de la mejor manera ante estas incidencias.

El pasado 18 de febrero, un tiburón peregrino (Cetorhinus maximus) fue capturado accidentalmente por un barco pesquero en Tarragona.
Avisados por los pescadores, un equipo de científicos del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC, del Dpto. de Recursos Marinos Renovables, y Catsharks (Asociación para el estudio de los Elasmobranquios y sus ecosistemas), se desplazaron hasta Tarragona, liderados por el especialista en tiburones Dr. Claudio Barría. El tiburón medía 7 metros de longitud y era una hembra. Se realizaron análisis y tomaron muestras que permetirán determinar cuál era el estado de salud del animal y su alimentación. Estos son, entre otros indicadores, unos datos esenciales para conocer mejor a esta especie amenazada, aún muy desconocida por los pocos recursos destinados a su estudio. Para poder realizar la acción, se contó con la colaboración de la Generalitat de Catalunya (Departament de Territori i Sostenibilitat), la Cofradía de Pescadores de Tarragona, el Centro de Recuperación de Animales Marinos (CRAM) y el SEPRONA.
El tiburón peregrino es una especie protegida y en peligro de extinción. Es el pez de mayor tamaño de todo el Mediterráneo, pudiendo sobrepasar los 10 metros de longitud. Se trata de una especie muy longeva (puede llegar a vivir 50 años) y tiene muy pocas crías, por lo que es muy susceptible a los impactos antrópicos.
La buena coordinación entre las instituciones implicadas ha hecho posible que se abordara la situación de la manera más eficiente y se ha podido obtener información científica muy valiosa. Actualmente, se está elaborando un protocolo oficial para responder de la mejor manera ante estas incidencias.
Desde el Instituto de Ciencias del Mar del CSIC se desarrollan diferentes proyectos de investigación para disminuir el impacto de la pesca sobre los ecosistemas y las especies marinas. Uno de ellos es el estudio de las poblaciones y distribución de rayas y tiburones en el oeste del Mediterráneo, con el fin de establecer zonas de protección para las especies amenazadas. La colaboración en el caso de accidentes como el del pasado martes permite tener conocimiento de qué especies en peligro están quedando atrapadas en las redes y dónde, lo que debe ayudar a diseñar estrategias de pesca que permitan minimizar estos efectos.