Noticias | 11 Agosto 2022

Ciencia y deporte se unen para mejorar las predicciones del cambio climático

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La colaboración entre el ICM-CSIC y el regatista Dídac Costa, ha permitido obtener datos muy valiosos de temperatura y salinidad de la región subantártica, de difícil acceso para los buques oceanográficos.

Las científicas y científicos quieren promover la recopilación con veleros que dan la vuelta al mundo / © Jean-Louis Carli (Alea).
Las científicas y científicos quieren promover la recopilación con veleros que dan la vuelta al mundo / © Jean-Louis Carli (Alea).

Un equipo del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona ha conseguido recopilar datos muy valiosos de temperatura y salinidad de la región subantártica gracias a una colaboración con el regatista Dídac Costa. Estos datos han servido para validar los datos satelitales de salinidad de la región subantártica, lo que puede ayudar a mejorar las predicciones del cambio climático en la que es una de las zonas más afectadas por éste.

Esto se debe a que la temperatura y la salinidad son los dos parámetros que determinan la densidad del agua -cuanto más fría y salada, más densa-, que gobierna la circulación oceánica, uno de los principales condicionantes del clima global. Asimismo, la salinidad, por sí sola, está estrechamente relacionada con el clima de la Tierra, puesto que depende de la precipitación, la evaporación, las descargas de los ríos y la fusión del hielo.

Para la obtención de los datos, las investigadoras e investigadores instalaron en la embarcación del patrón catalán, bautizada con el apodo de “One Planet, One Ocean”, una serie de sensores para medir la temperatura y la conductividad – determinada por la salinidad- del agua durante la Vendée Globe del año 2020-2021, la regata en solitario, sin escalas ni asistencia más famosa del mundo.

Los resultados de la investigación se recogen en un estudio recientemente publicado en la revista Journal of Marine Science and Engineering. El objetivo principal de esta es validar los mapas de salinidad generados a partir de los datos recopilados por los satélites SMOS de la Agencia Espacial Europea (ESA) y SMAP de la Administración Nacional de Aeronáutica y la Espacio Americana (NASA), claves para los modelos de cambio climático.

“Sin Dídac y la Fundación de Navegación Oceánica de Barcelona (FNOB), que financió la regata, nada hubiera sido posible, ya que se trata de una zona de difícil acceso para los barcos utilizados típicamente para la realización de campañas oceanográficas, que son mucho más grandes”, expone la investigadora del ICM-CSIC Marta Umbert.

Además, añade Umbert en este sentido, “medir la salinidad de forma remota a través de los satélites en las zonas polares no es fácil, ya que la sensibilidad de estos en zonas donde el agua está especialmente fría es muy baja”.

Sin embargo, la información de las zonas polares es esencial, pues es aquí donde, debido a la mayor densidad del agua, se forman las aguas profundas que impulsan una parte importante de las corrientes oceánicas de gran escala. Es el inicio de la conocida como “circulación termohalina” o “cinta transportadora oceánica”.

Por ello, los cambios en la extensión de hielo que están sufriendo las zonas polares debidos al calentamiento global podrían afectar a la formación de estas grandes corrientes oceánicas que regulan el clima de todo el planeta transportando el calor desde las zonas tropicales hasta las regiones polares.

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Conocer la salinidad de las regiones polares es clave porque ésta determina la densidad del agua, que afecta a la circulación oceánica/ICM-CSIC.

Datos más precisos y fiables

Ante este escenario, es imprescindible tener datos precisos y fiables tanto de la salinidad como de la temperatura del agua en estas zonas. Asimismo, la salinidad es un indicador fundamental para el estudio de los cambios en los flujos de agua dulce que se han observado últimamente en algunas regiones polares, lo que puede tener también una afectación directa sobre el clima.

"Los datos obtenidos ahora, medidos a 60 cm de profundidad, son mucho más cercanos a los datos de satélite que los proporcionados por el sistema internacional de boyas ARGO, que no da valores fiables hasta los 5 o 6 metros de profundidad", expone Jordi Salat, investigador del ICM-CSIC.

De cara a próximas investigaciones, las científicas y científicos intentarán que estos datos se utilicen de forma rutinaria para la validación de los productos de salinidad de la ESA y la NASA en el océano Austral, así como para promover la recopilación de datos utilizando los veleros que dan la vuelta al mundo.

“Estas embarcaciones pueden ayudar a analizar la evolución de la salinidad y la temperatura del océano en las zonas australes, así como a cuantificar el impacto de los cambios en la extensión del hielo alrededor de la Antártida”, concluyen las expertas y expertos.